domingo, 27 de enero de 2008

Capítulo XVII

Capítulo XVII

- No pensarás en irte sin despedirte, ¿o sí?
Él no dijo nada, ya estaba de pie en la puerta de salida, vestía su túnica negra de viaje encima y su varita estaba en su bolsillo. No tenía el valor de mirara atrás, pero se forzó a voltear. Y al girar la vio parada a unos metros de él, envuelta en un manto blanco de seda que dejaba su espalda al descubierto. En sus ojos brillaban las lágrimas que contenían y mostraban el amor que sentía por él y el dolor de su corazón por perderlo. Él la observó por un momento. Detrás de sus gafas, sus ojos reflejaban la tristeza que no podía ocultar, la tristeza de abandonar a su amor porque no tenía el valor de decirle adiós y enfrentar la realidad de que talvez nunca regresaría y jamás la vería otra vez. Abrió la boca, pero las palabras nunca salieron, en su corazón había un pesar mayor que toda su entereza. Ella se acercó a él, acarició su mejilla y lo besó en los labios. Después le dijo suave como la brisa:
- ¿Es éste nuestro adiós? ¿Así?… ¿te marcharás nuevamente sin decirme adiós?

In my hands
A legacy of memories
I can hear you say my name
I can almost see your smile
Feel the warmth of your embrace
But there is nothing but silence now
Around the one I loved
Is this our farewell?

(En mis manos
Un legado de recuerdos
Puedo escucharte decir mi nombre
Casi puedo ver tu sonrisa
Sentir el calor de tu abrazo
Pero no hay nada más que silencio ahora
Alrededor de aquel al que amé
¿Es éste nuestro adiós?


- Vána… yo…
Harry no supo que contestar. Habría sido más fácil haberla dejado dormida, sin conocimiento alguno de su partida, pero ella no lo consintió, no otra vez. Vána tenía sus ojos clavados en él y lo acarició nuevamente.
- Que gran tristeza hay en tu mirada – dijo con suavidad. – Corazón, mi dulce corazón, tu no estás solo.

Sweet darling you worry too much, my child
See the sadness in your eyes
You are not alone in life
Although you might think that you are

(Dulce cariño, te preocupas demasiado, mi niño
Veo la tristeza en tus ojos
No estás solo en la vida
Aunque puedes creer que lo estás)


Él tomó sus manos entre las suyas y las besó tiernamente, luego la besó en la frente y, finalmente, en los labios. Sin decir nada, dio media vuelta y se marchó. Ya no pudo mirar atrás, solo salió con el corazón en sus manos hecho pedazos, mientras ella seguía de pie, viéndolo empequeñecerse en la lejanía.

Never thought
This day would come so soon
We had no time to say goodbye
How can the world just carry on?
I feel so lost when you are not at my side
But there's nothing but silence now
Around the one I loved
Is this our farewell?

Sweet darling you worry too much, my child
See the sadness in your eyes
You are not alone in life
Although you might think that you are.

(Nunca pensé
Éste día llegaría tan pronto
No tuvimos tiempo de decir adiós
¿Cómo puede el mundo solo seguir?
Me siento tan perdida cuando no estás a mi lado
Pero no hay más que silencio ahora
Alrededor de aquel al que amé
¿Es éste nuestro adiós?

Dulce cariño, te preocupas demasiado, mi niño
Veo la tristeza en tus ojos
No estás solo en la vida
Aunque puedes creer que lo estás)


Se quedó de pie en el umbral de la casa, observándolo alejarse probablemente para siempre de ella. Y sin poder contener más el dolor, cayó de rodillas y comenzó a llorar.

So sorry your world is tumbling down
I will watch you through these nights
Rest your head and go to sleep
Because my child, this is not our farewell.
This is not our farewell.

This is not… our farewell.

(Lo siento tanto tu mundo se derrumba
Te observaré durante esas noches
Descansa tu cabeza y ve a dormir
Porque mi niño, éste no es nuestro adiós.
Éste no es nuestro adiós.

Éste no es… nuestro adiós)


-0-

Se escuchó el fuerte eco de unos pesados pasos provenir del gran y oscuro salón contiguo. << 'TOC – TOC – TOC' >> resonó la aldaba de hierro en la gran puerta de madera que separaba las habitaciones. El lugar tras esa puerta, un triste cuarto cubierto de tapiz negro, era tenuemente iluminado por la luz de luna que entraba por el gran ventanal que cubría casi toda la pared de un lado. En la pared opuesta, la sombra de una esbelta figura era dibujada con finos trazos, estática en la noche. La mujer que permanecía de pie frente al ventanal vestía un largo manto de terciopelo azul marino, más oscuro que las profundidades del océano mismo. Alrededor de su pálido cuello colgaba una exquisita cadena de oro con un bello cristal que en su interior contenía una pequeña piedra brillante. Su frío y terso rostro, iluminado por la luna, parecía más blanco de lo normal. Mientras sus facciones permanecían austeras, sus ojos miraban en la oscuridad de la noche, perdidos en sombríos y profundos pensamientos.
<< 'TOC – TOC – TOC' >>, resonó nuevamente en la puerta. La mujer no movió ni un músculo. Más sin embargo, sus finos labios se separaron y una aguda y gélida voz salió de ellos.
- Entra – dijo apenas en un susurro.
La puerta de madera se abrió con un chirrido que rompió el silencio. Sin moverse de su sitio, la mujer habló nuevamente.
- ¿Qué deseas ahora, Nimbar?, ¿Por qué has venido a molestarme?
- Mi Señora, le ruego me perdone, pero le traigo noticias, noticias importantes acerca de… el Istar.
Por primera vez, la mujer se giró para quedar frente al hombre que permanecía en el umbral, sin entrar completamente en el recinto.
- ¿Has dicho… noticias del Istar?
- Sí, mi Señora. El Istar ha abandonado su casa y se dirige hacia aquí. Muchos son los rumores que dicen que lo han visto viajando… solo. Se detiene aquí y allá, solo para preguntar la localización exacta de su castillo de forma discreta. Algunos dicen que solo es como un fantasma que aparece y desaparece furtivamente por las noches, sin permanecer mucho tiempo en un solo lugar, pero todos los que le han visto aseguran que definitivamente planea regresar a Gawthi–Tauron.
- Con que esas tenemos. Se atreve a venir aquí. – exclamó con un perversa sonrisa. – Bien, ya esperaba que viniera. Él sabe que soy la única con el poder que puede ayudarlo a recuperar lo que ha perdido.
Los dos permanecieron en silencio por un largo rato hasta que Nimbar se atrevió a tomar de nuevo la palabra.
- Mi Señora, ¿Qué haremos si él llega al bosque?, ¿lo detendremos?
- No, no haremos nada, mejor prepararemos su llegada al castillo. Ya te he dicho que llegará, llegará a mí porque yo se lo permitiré. El Istar debe ser mío, cueste lo que cueste.

-0-

Desde el día en que se marchó el tiempo se volvió lento y doloroso. Pensando en ella se dormía y pensando en ella se levantaba. Sentía que la extrañaba como nada en el mundo que conocía. Pero por más que pensara en ella, era otra la que ocupaba sus sueños, esos terribles sueños de dolor y desesperación olvidados, guardados en lo más recóndito de su pensamiento y que solo afloraba en su subconsciente. << ¿Quién eres? >> Se preguntaba una y otra vez en medio de la noche, cuando despertaba sobresaltado por la tristeza. << 'Por favor, dime ¿Quién eres?' >>

Continuó sus andares por peligrosos caminos, buscando información y buscando aquel terrible lugar: Gawthi–Tauron, el Bosque de las Sombras, indagando en la forma de regresar a su pasado. Sabía que tenía que encontrar a Mebd, la poderosa Hechicera que habitaba en ese bosque, ya que era la única que podría ayudarlo.


Finalmente, luego de largas semanas de búsqueda, llegó a los lindes de un bosque. Supo inmediatamente que era lo que buscaba porque lo sintió en su corazón, una terrible angustia y el hedor a muerte en el lugar.

Con paso decidido avanzó, encontrando rápidamente un camino estrecho. No pensó que fuera a durar mucho, siendo que el mismo bosque estaba vivo y lleno de criaturas maléficas que lo haría perderse con facilidad. Al entrar, sintió como un relámpago, el recuerdo de su primer día ahí, solo, herido y olvidado, abandonado para morir. Un escalofrío recorrió su espina dorsal y el vello de su cuerpo se erizó, había murmullos de sombras creciendo en la oscuridad. ¿Qué terribles bestias le aguardaban en las profundidades de los árboles? Continuó varias horas caminado mientras zarzas arañaban su túnica de viaje. Su mano derecha siempre en guardia con su varita, atento ante cada movimiento a su alrededor. Entre más se adentraba, más sentía la desazón invadir su ser, no obstante, cada fibra de su pensamiento se esforzaba por mantenerla a raya, concentrando cada célula en mantener el rumbo, observando al cielo de vez en vez. << 'Mira siempre la estrella más brillante' >> le dijo un viejo por el camino justo antes de llegar al bosque, << 'la Gran Hechicera le gusta tener de frente la luz de la más brillante estrella, la captura para sí misma, y es ella misma quien te guiará por su oscuro sendero.' >> Para entonces ya se apreciaba el crepúsculo, y la primera y más brillante estrella se alzó ante sus ojos, radiante y hermosa, poderosa y lejana. Harry la observó pasmado, sintiendo hasta su calidez. Llegó la noche, pero no se detuvo a descansar, la estrella le dio fortaleza para continuar andando iluminando el camino más que la luna llena. Caminó, cada vez más rápido, casi no logrando separar la vista del cielo nocturno. Las bestias que murmuraban lo miraban desde sus escondrijos, el viento frío hacía susurrar los árboles a su alrededor. Pero Harry siguió caminando por aquel sendero iluminado por la estrella hasta que lo llevó, luego de un largo rato, al atrio de un enorme palacio de cristal y mármol cubierto entero de enredaderas.

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